Me gustan los puentes.
Esos ondulados, con tobogán hacia el otro lado.
Me gustan los puentes.
Con barandas desparejas y algunos caños oxidados.
Me gustan los puentes.
Con pisos que crujen, con pasos que suenan por su imperfecta madera.
Me gustan los puentes.
Con cielo de fondo, con verde esperanza rodeándolo todo.
Me gustan esos puentes que celebran lo nuevo.
Los que te llevan más allá, que desafían lo dado, que susurran que vivir es subirse a ese camino que construyes, solo o acompañado.
Me gustan los puentes.
Esos cruces ideales que te conducen sin esperar la aprobación de nadie.
Los puentes no son un camino marcado y pesado, son el andar propio con saltos aligerados.
Los puentes son ese escaparate alto por donde el alma se libera y la vida clama, sin importar en absoluto -lo que por debajo- el mundo declama.
Me gustan los puentes.
Ana Claudia Simes

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