
A propósito del uso del lenguaje:
Las palabras pueden funcionar como un candado mental, por ser la llave del funcionamiento y moldura del pensar.
Entonces, revisar sus usos, actualizar sus modos, refrescar los sonidos y aceptar los múltiples significados es una manera de salir del pasado -siempre petrificado- hacia un presente / futuro libre de articular.
No hay que tenerle miedo a los cambios de usos y costumbres del lenguaje. Más bien, pidamos permiso a eso que es la lengua, algo ajeno, heredado, adoptado, compartido, repetido y socializado, pocas veces cuestionado, para darle paso a la novedad.
Cada nueva generación debe apropiarse del lenguaje, recodificarlo, razonarlo, liberarlo, sentirlo, recrearlo, vivirlo para abrirle paso a nuevas maneras -frescas, propias, chispeantes, divertidas, intrépidas, valientes- de mentalizar.
Que las palabras no sean cerrojos ni puertas pesadas de otros tiempos, sino umbrales pintorescos, con memoria pero abiertos para una protágonica creatividad.
Ana Claudia Simes
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