La araña de luces del Congreso de la Nación

Vení conmigo a mirar por dentro la cúpula del Congreso de la Nación, desde donde cuelga -oronda- una bella, muy bella araña de luces, de cinco brazos con veinte velas con estructura de bronce fundido y con tulipas de cristal de Baccarart. La miro desde todos los ángulos, me encandilo con sus destellos, me dejo impresionar.

Esta araña de estilo francés, es una de las tres que se encuentran en el Salón Azul del Palacio Legislativo del Congreso de la Nación, espacio destinado a la atención de autoridades y delegaciones.

-5 metros de altura por 3 de ancho

-2 toneladas de bronce y cristal

-A casi 60 metros del suelo

-Muestra de la Argentina de principios de 1900

-2.054 kilos de peso real. Con gran carga simbólica

Fue encargada por el Presidente Jose Figueroa Alcorta al diseñador Gabriel Simonnet Dubois y realizada a la postre por artesanos argentinos, con motivo de la Exposición Internacional de la Industria en razón de los festejos del primer centenario. La misma fue realizada íntegramente en el país, a excepción de las 331 tulipas provenientes del extranjero.

En el centro de la misma descansan cinco racimos de espigas de trigo señalando la principal fuente de riqueza de la Nación, la agricultura. Sobre las espigas se encuentra simbolizado el sol, rodeado de luminosas estrellas en torno a él. Aparecen también en delicados bajos relieves figuras femeninas, que representan a las provincias de Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, La Rioja, Mendoza, San Juan, Santiago del Estero y Tucumán. Por su parte, recrea escenas de suma trascendencia en la historia de nuestro país, como por ejemplo El Cabildo Abierto, La Primera Junta de Gobierno, la jura de la Bandera, el Cruce de los Andes, la jura de la Independencia, la batalla de San Lorenzo, la batalla de Suipacha y la batalla de Chacabuco.

La cúpula del Palacio, de ochenta metros de altura, puede verse desde la Avenida de Mayo, en una perspectiva urbana inigualable. Su estructura reticulada de hierro se apoya en un basamento de cuatro pórticos y está revestida en cobre que, en contacto con la atmósfera, adquiere su color verde característico.

El Salón Azul tiene una planta de ocho lados que sostiene la majestuosa cúpula del Palacio, cuatro pares de columnas de mármol que jerarquizan los accesos, un piso con mosaicos alemanes artísticamente decorados, finos mármoles aplicados a los muros, un zócalo de granito rojo de Bélgica en su base y cuatro nichos de mármol rosa de Alicante que alojan enormes jarrones de bronce.
En lo alto, a través de una majestuosa bóveda decorada con rosetones y abierta en su centro, puede verse desde adentro la cúpula a más de sesenta metros de altura. La base de la bóveda está decorada con veinticuatro esculturas alegóricas que representan al comercio, las comunicaciones, la caza, la pesca y el transporte, entre otras actividades económicas.

Es una obra de arte que cautiva.

Es gigante.

Es fuerte aunque parece débil o frágil.

Es histórica.

Está en el centro de un salón donde nuestra historia de país quedó escrita.

No es una araña más.

No son luces pasajeras.

No se trata de ver.

Hay que mirarla, en detalle, para comprender.

Porque vemos todo lo que miramos pero no miramos todo lo que vemos. Basta tener los ojos abiertos para ver, pero para mirar necesitamos ejercer, en alguna medida nuestra voluntad.

Mirar desde todos los ángulos, siempre, antes de escribir, hablar o decir, para que las lámparas iluminen todo aquello digno de alumbrar.

El edificio del Congreso, «Monumento Historico y Artístico Nacional»

El edificio se construyó luego de un concurso internacional de proyectos realizado en 1895, que fue ganado por el arquitecto italiano Víctor Meano. Reconocía como fundamento a tres ideas centrales: el academicismo, el eclecticismo y el clasicismo.
Con la construcción del Palacio del Congreso surgió la idea de dotarlo de una plaza. Así, por iniciativa del senador Miguel Cané, en 1905 se sancionó la Ley 4869 que establecía la creación de la Plaza del Congreso en terrenos expropiados.
En 1906 los legisladores decidieron que el inminente período legislativo debía iniciarse en el nuevo edificio, que aún no estaba terminado. Así fue que el 12 de mayo de 1906, con la presencia del presidente de la Nación, José Figueroa Alcorta, se inauguró el Palacio Legislativo. El Palacio quedó finalmente concluido en 1946, cuando se colocó el revestimiento de mármol del exterior del edificio que restaba completar.
El 28 de diciembre de 1993, el decreto 2676 del Poder Ejecutivo Nacional declaró al Palacio del Congreso “Monumento Histórico y Artístico Nacional”. Entre sus consideraciones, el decreto establece que el edificio del Congreso constituye un referente de nuestra identidad cultural, por lo que se considera necesaria la preservación y presencia física de sus valores históricos y estéticos.

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